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20 jun 2014

Carta de Mª Celia, misionera lucense en Filipinas


Os invitamos a leer la carta de nuestra misionera, Hermanita de los Ancianos Desamparados en Filipinas:
Muy estimado D. Jesús Santiago:
Perdone no haberle enviado antes las fotos, una anda en mil cosas, llegando la noche sin haber realizado todo lo que se proponía, pero aquí estoy.  Yo le envío fotos de nuestra misión con las 85 ancianitas residentes que actualmente atendemos en nuestra hogar de Manila, la mayoría dependientes en muy alto grado sin recursos humanos, ni familia, ni nada más que nuestra atención y cariño. Nosotras las cuidamos en todas sus necesidades básicas, proporcionándoles vestido, alimentos, medicinas, hospitalización -cuando es necesario- y corremos también con todos los gastos de "funeraria" en los casos de no tener familia o si la tienen carecen de recursos. Algunas colaboran con un mínimo que nunca llega ni mucho menos a cubrir los gastos que un paciente enfermo y  anciano origina, pero la providencia nunca nos ha fallado, ni aquí ni en ningún Hogar de la Congregación en los 140 años de experiencia, aunque algunos días sí pone a prueba nuestra fe y confianza, cuando ves que la pasta y el arroz se termina, que no tienes aceite,  o no tienes con qué comprar medicinas, o llega el recibo de la luz dándote verdaderos sustos etc.etc. 

Pero al mismo tiempo compruebas cómo de una manera u otra la cosa  se soluciona, a veces con donativos que ni siquiera soñábamos, otras pidiendo ayuda a entidades, amigos, familias pudientes, sin olvidar todos los días la súplica al Bendito San José que está siempre atento a nuestras solicitudes....

El caso es que en el día a día todo va funcionando con normalidad y muy buen hacer  de una ejemplar comunidad de hermanitas y el grupo de empleados y voluntarios que colaboran con nosotras en esta preciosa misión de cuidar y mimar a nuestros mayores en su etapa final, sin descuidar -que este es un punto especial en nuestra misión-  el prepararlos con toda delicadeza y responsabilidad al encuentro definitivo con el Padre bueno y misericordioso.
Además de esta "misión específica que es nuestro carisma", ayudamos en lo que podemos, a familias  sin recursos y con niños enfermos y también, proporcionándoles el material y uniforme escolar que creo te contaba en algún correo anterior, y en esto invertiremos parte de vuestro donativo que recibimos como un verdadero regalo y milagro de la Providencia. Mil gracias de nuevo y que el Señor os lo recompense con bienes espirituales y lo multiplique en lo material. En nombre de tantos niños y familias, sin techo ni hogar, en nombre de nuestras ancianitas y de toda la Comunidad y en el mío propio: UN MILLON DE GRACIAS!!!.
Mi saludo a cuantos colaboráis en esa hermosa tarea y un abrazo enorme desde Manila junto con nuestra oración y profunda gratitud.
Sor Celia