Compartimos con vosotros otro de los muchos testimonios que nos están enviando los misioneros de nuestra diócesis, para la Jornada del DOMUND. Este es de Fr. Manuel Varela, misionero franciscano, y que está en Venezuela:
Estamos en la Semana Misionera. Vivo en la Diócesis de Guanare, con la que
colaboro en la labor pastoral. Estoy en una Parroquia rural, de altas montañas,
fundamentalmente productores de café y plátanos. El territorio diocesano es
mayormente llanero. Estos días pasados el Sr. Obispo diocesano invitaba a
los pocos sacerdotes de la Diócesis, que son todos jóvenes, emular el espíritu
misionero de todos los anteriores sacerdotes que han trabajado aquí. LLegué
aquí en el año 1997. Todo éramos extranjeros: diocesanos de Colombia y Cuba,
franciscanos de Galicia, Josefinos de México y Centroamérica, franciscanos
conventuales de Italia. Eran nativos venezolanos el Obispo y el Vicario, pero
ni siquiera oriundos del territorio diocesano. Hoy quedamos pocos de afuera y
van surgiendo las vocaciones sacerdotales autóctonas. También entre nosotros
los franciscanos ofm, que somos tres, queda solo mi persona venido de Galicia.
Para los que hemos seguido la llamada a romper fronteras con la Palabra del
Evangelio, es una alegría ver que la labor misionera consolida la vida la
Iglesia, nuestra comunidad de fe al servicio de cualquier lugar del mundo y de
todas las culturas.. La experiencia personal de haber vivido y
contribuido a una Iglesia local en formación, junto con sacerdotes
diocesanos misioneros y frailes de varias órdenes y congregaciones, me
lleva a dar gracias a Dios por la satisfacción de una labor que impulsó y
también vio el resultado de toda la entrega y el esfuerzo por
servir y amar al pueblo que busca a Dios, dentro de tan variados criterios, Hoy
estamos en una situación muy precaria en lo económico, pero principalmente en
gravísimo deterioro social y político, que compomete mucho y delicadamente
nuestra labor. Hemos de sostener servicios de solidaridad y tenemos que
acompañar los sufrimientos, también las esperanzas, de quienes esperan una
Venezuela nueva. Oramos cada día para que el Señor nos ilumine, a fin acertar a
colocar adecuadamente el Evangelio al servicio del diálogo, la convivencia y
avanzar sin violencias extremas. Por otra parte, la la actividad de
evangelización y pastoral es apremiante. Por todo ello, creo que si la Iglesia
se siente misionera, abrirá muchas nuevas realidades, y esto lo deseamos tanto
para los nuevos mundos, como para los territorios de tan vieja data cristiana
como puede ser mi Diócesis nativa, Lugo.
Vamos a terminar, imitando al Papa Francisco: "recen por mÍ"
Un fraternal abrazo
Saludos de Paz y Bien
Fr. Manuel Varela ofm