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28 dic 2016

Esperanza Becerra, Misionera de la Consolata. La Navidad en Mongolia.

La Navidad es una oportunidad para que otros se pregunten: ¿Qué gran fiesta estáis celebrando los cristianos?



Esperanza Becerra, Misionera de la Consolata, nos cuenta cómo viven la Navidad en Mongolia:

Ya son 5 las navidades que vivo y celebro en Mongolia. Es una gran alegría tener la oportunidad de caminar con un pueblo que hace solo 25 años abrió sus puertas al mensaje de Cristo. 

En la capital Ulaanbaatar en estos días, continuando una tradición iniciada cuando el país era parte de la Unión Soviética, se adorna con grandes árboles decorados de luces y regalos. No son para celebrar la Navidad, ya que el país no es cristiano, sino que con esas decoraciones se celebra el Año. Pero para nosotros los cristianos son una manera escondida de proclamar una gran noticia: las luces hablan de Aquél que es la Luz; los pinos siempre verdes hablan de la vida sin fin de Aquel que es la Vida, y los regalos hablan del gran don que Dios nos dio haciéndose uno de nosotros. Son el símbolo de algo nuevo que está llegando… muchos al ver la ciudad tan iluminada se pueden preguntar: ¿Por qué tanta belleza?, ¿por qué estas fiestas? ¿Por qué tanta alegría? Navidad es y será para todos una oportunidad para encontrarse con Dios que se ha hecho uno con nosotros y quién sabe si mañana, haciéndose estas preguntas, alguien sienta el deseo de conocer, amar y seguir a Jesús, ¡esperemos que sí!

La Navidad aquí no es un día de fiesta, es un día laboral, pero la pequeña Iglesia lo celebra con gran adhesión personal, en la oración incesante, en la animada celebración de la Eucaristía y en la alegre fiesta como comunidad católica. En las 6 parroquias misioneras que existen en Mongolia se celebraran la Misas el 24 noche y el 25 de diciembre, con gran participación de los fieles junto también a algunos simpatizantes no cristianos.
La celebración de la Navidad como familia casi no se conoce en Mongolia porque las familias cristianas son jóvenes y pocas. Así la celebración de la Navidad se hace en las comunidades parroquiales. Con frecuencia son jóvenes y niños los principales animadores de las celebraciones, ya sea con cantos o realizando representaciones inspiradas a la historia de la Natividad, que es un modo también de hacer conocer a la gente común, sobre todo a quien la celebra por primera vez, la historia de Jesús y el grande misterio de la Encarnación. La Navidad es por eso también para nosotros una oportunidad de evangelización a los no creyentes.  La celebración comunitaria nos hace sentir  que no estamos solos en esta nueva manera de vivir la vida: Jesús nos acoge a todos y formamos una nueva familia. Este es un sentimiento que nos da grande fuerza para vivir la fe en la cotidianidad dando testimonio de  que «Dios se ha hecho hombre  para que el hombre se haga Dios».

Chamia, una joven mongol cristiana comenta emocionada que para ella la Navidad es "la Buena Noticia que nace para toda la humanidad. Para nosotros, que somos pocos y a veces los únicos en la familia que creemos, es importante celebrarlo en la Parroquia, donde hemos comenzado a vivir el evangelio. Al principio nos llamaba la atención el pesebre, la decoración, los cantos... Ahora gracias a los misioneros que vinieron a compartir su fe con nosotros hemos comprendido el significado profundo de esta celebración: Dios se hace hombre para estar junto a nosotros".



Esperanza Becerra 
Misionera de la Consolata en Mongolia