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24 nov 2017

La lucha de una misionera contra la mendicidad infantil en Uganda

OMPRESS-UGANDA (21-11-17) La hermana Fernanda Cristinelli, una misionera comboniana italiana, dedicó muchos años de su vida a la misión en Uganda. Hace 10 años sus superioras la cambiaron de destino y acaba de volver de nuevo a este país del centro de África. Allí se ha encontrado con una realidad con la que no se topó en su etapa anterior como misionera: niños mendigando por las calles, en muchas ocasiones como parte de un círculo de tráfico de seres humanos.
Como contaba a la agencia FIDES de las Obras Misionales Pontificias, los niños están sentados en las aceras toda la noche, “pidiendo unos peniques”. No tienen ni una comida caliente, ni van a la escuela, ni juegan, ni se sienten seguros ni a salvo. Suelen provenir de la zona de Karamoja, una de las más pobres de noreste de Uganda.
“Los niños, entre 3 y 10 años, y las niñas de entre 12 y 14, están mendigando por las calles más transitadas de la capital, Kampala, con mujeres adultas que los controlan”, decía en una entrevista en Global Sisters Report. “Los pequeños se lanzan a los coches en el caótico tráfico de las calles de Kampala para mendigar, y las chicas, con bebés a sus espaldas, hacen lo mismo. Además, estos niños viven en tiendas decrépitas a las afueras de la ciudad, en medio del barro cuando llueve”. Según las autoridades ugandesas, el número de niños que mendigan por las calles ha pasado de 4.000 en 1993 a 10.000 en el 2014.
Ante esta realidad la hermana Cristinelli ha decidido abrir un centro para niños que promueva programas de escolarización y reintegración familiar. Le ayudan mujeres católicas de la diócesis para crear un lugar cercano donde puedan vivir y poder acompañarles. “Es importante que sea para ellos un punto de referencia al que puedan venir, sentirse bienvenidos, jugar un poco, tomar algo de comer, y se les hable”, señalaba la religiosa.
No es un secreto que muchos de los niños de Kampala, como en otras partes de Uganda, son la cara oculta del tráfico de seres humanos. Son innumerables las denuncias de ONGs y diversos organismos que advierten de esta realidad en el centro y el este de África. Se ceban en las altas cuotas de desempleo, que en Uganda alcanza cifras increíbles del 64%. Es cierto que se han reducido los niveles de pobreza extrema, sin embargo la sanidad, la educación y la malnutrición infantil siguen planteando desafíos que no parece que se vayan a afrontar con éxito en los próximos años.
Junto a la hermana Cristinelli hay muchas personas luchando contra la mendicidad infantil, pero todos coinciden en que la solución al problema pasa por un compromiso moral y espiritual que dé la opción a los pequeños de una vida mejor.