Primi Vela Goicoechea es una hermana de la Caridad de Santa Ana. En Mira Road, uno de los barrios marginales de Bombay, donde las familias no tienen nada que llevarse a la boca, lloran y mueren de hambre, esta religiosa ha sido pionera en el Hogar para Niñas sin Casa Ankur, un proyecto para ofrecer educación y un futura a niñas sin familia o de familias desestructuradas. Acoge a 200 menores de entre 5 y 15 años, rescatadas de las calles o de la esclavitud infantil. Niñas que se dedicaban a engañar, robar, drogarse, prostituirse… Para esta religiosa zaragozana “Dios nos espera en la calle y esquina de nuestro barrio, se manifiesta, nos interroga y nos cuestiona”. Tiene 76 años.
José Luis Pérez Mudarra tiene 65 años. Acaba de jubilarse de su trabajo en la Diputación de Lugo. Hace ya tiempo que le rondaba en la cabeza la idea de tener una experiencia misionera. Próximamente viajará a Angola donde, entre otros trabajos, se integrará en un programa de pre-escolarización de niños y niñas de entre 3 y 5 años, conocido como las Escolinhas Omõla Wasandjuka. La finalidad de este tipo de escuelas es la de potenciar el desarrollo integral de los niños, prepararlos para la etapa escolar que comienza a los 6 años y luchar contra la mortalidad infantil, debida a la malnutrición y la falta de adecuadas condiciones higiénicas.
Estos son tres ejemplos de la labor de los misioneros con los niños. A lo largo y ancho de nuestro planeta, la Iglesia realiza una labor subsidiaria con los niños y jóvenes. Allí donde ninguna autoridad pública quiere pisar, encontraremos un misionero, realizando una labor de promoción y de justicia en favor de los pobres de la tierra.
Este domingo la iglesia española celebra la Jornada de la Infancia Misionera. Todo el dinero recaudado en esta campaña irá destinado a proyectos en favor de la infancia. Al dar nuestro donativo pensemos: allí donde hay un misionero o una misionera, hay un hogar para niños, un comedor, una escuela, un hospital… hay alguien que los educa, los ayuda, los promociona, les da de comer, los abraza y los ama como si fuesen hijos suyos. Hay, en definitiva, futuro para la infancia ¿Por qué? Porque allí está Dios.
Jesús Santiago, Delegado de Misiones de Lugo