Organizada por la Delegación de Misiones y la Delegación de Laicos, familia y vida, el 2 de octubre tuvo lugar en el salón de actos del Seminario de Lugo una mesa redonda sobre la familia y la misión: El primero en intervenir fue el director nacional de Obras Misionales Pontificias, José María Calderón:
“La misión es una plena manifestación de la sinodalidad, donde todos los
hombres: sacerdotes, mujeres, consagrados, casados, solteros... juntos salimos al mundo a evangelizar, con la conciencia clara de que el Señor necesita
brazos y personas para llevar su mensaje de salvación a todos los hombres.
Todo eso fue poco a poco formalizándose y tomando cuerpo y gracias a Dios
todo está muy normalizado. De los 9.000 misioneros españoles que están por
el mundo, 556 son sacerdotes diocesanos y laicos 651 (de ellos 230 son matrimonios). Hay más seglares que van a evangelizar, que sacerdotes diocesanos. Las religiosas, la vida consagrada femenina, supera a todos: están
siempre en la avanzadilla, tiran para adelante...”
A continuación intervino una familia del Camino Neocatecumenal, Raquel Puig y
Virgilio Villena:
“En la Diócesis de
Túnez el Obispo pidió
una familia con hijos
pequeños y que el
padre fuera enfermero. Pensamos que tal
vez era voluntad de
Dios, y nos ofrecimos. En el año 2011
fuimos enviados, junto con otras familias, a la misión por el papa Benedicto XVI.
Estuvimos en Túnez casi 2 años. El tipo de misión allí tuvo que acabar y volvimos a España siempre agradecido a Dios por lo que hizo por mí, lo que Dios me
dio gratis. Y pensar: como no lo voy a compartir?
“En una convivencia donde se buscaba lo que el Señor quería de nosotros, supimos que los obispos gallegos pedían a los catequistas del Camino Neocatecumenal una ayuda que se materializó en forma de 17 familias, cuatro de ellas en
Lugo. Desde hace 7 años estamos al servicio de la Diócesis, ayudando en la iniciación cristiana de adultos en varias parroquias: La Milagrosa, La Nova - Nuestra Señora de Fontiñas, San Froilán, San Lorenzo de Albeiros”.
Por Misioneros Seglares Vicencianos (MIsevi) intervino primero el matrimonio formado por Manuel Gamallo y Mª Jesús Cuena, que, entre otras cosas, dijo:
“Con 23 años fui a Mozambique,
donde estuve varios años como misionera seglar formando parte de
una comunidad de misioneras. Trabajé en un hospital donde aprendí
casi todo lo que sé. Pasé la malaria,
el cólera y hubo un momento en mi
vida en el que había estado trabajando más en África que en España.
“Cuando estuvimos en Etiopía, tuvimos muchas circunstancias junto a
otras familias, con personas que no
tienen nada que ver contigo, ni el idioma, ni la forma de vivir, ni la cultura... y lo único que une es la fe.
“De nuevo en España, para tener un medio de vida, fui a una oposición a enfermera de prisiones. Cuando tenía unos meses libres, volvía a la misión. En esos momentos me impliqué en Misevi Internacional, siendo muy consciente de que misión laica tiene que sostenerse por sí misma y desde España las familias tenemos que
buscar la forma de sostener la misión”.
Y finalmente dieron su testimonio Emilio Estévez y Mónica Villar, del Equipo coordinador de Misevi:
“Mi marido Emilio y yo
estamos en la parte de
atrás, en la retaguardia. Voy a poner el
ejemplo del quirófano:
en una operación quirúrgica, el cirujano extirpa el tumor o repara
lo que esté roto, pero
previo a eso hay muchísimas personas
que tienen que preparar la sala de quirófanos, preparan al paciente, acompañan a las familias. También
hay una parte que no se ve de lo que supone un envío, cuando una persona llega
a la misión. Pues bien, los dos estamos trabajando en esa área.
“Estar en un equipo internacional consiguió en mí vencer miedos como el tener
que enfrentarse a unas cuentas, ir sola a muchos sitios, tener que gestionar muchas veces emociones como la culpa cuando no se puede ayudar a alguien en
tiempo y forma.
“Tenemos que ponernos ante Dios y decir: que quieres que haga con respeto a la
labor misionera de la Iglesia?”.
Fuente: "A Nosa Voz". Obispado de Lugo