OMPRESS-ROMA (17-01-17) En los países más pobres del planeta la situación de las cárceles es, en ocasiones, terrible. Prisiones superpobladas, con escasos medios, con carencias alimentarias y médicas. Desgraciadamente, estos lugares son el “hogar” donde viven las madres y los padres de muchos niños. La Obra Pontificia de la Infancia Misionera busca que los niños que colaboran con ella sean conscientes de esta terrible realidad. Con su generosidad se ayuda a la situación de niños, como ellos, que sufren las consecuencias de los delitos y errores de sus padres, y la falta de medios y cuidados de las sociedades en que viven.
Por eso, haciendo realidad la Obra de Misericordia “visitar a los presos”, Infancia Misionera ha hecho llegar a la hermana Comfort Amevor, en Botsuana, 4.000 dólares para los niños que atiende en la escuela de la prisión donde trabaja, en Francistown. Hijos de las presas, la hermana les atiende en su educación y en muchas otras cosas más, porque les lleva ropa, alimentos y medicinas básicas, además de libros, lápices y juguetes.
El párroco de St. Michel en Man, Costa de Marfil, dedica gran parte de su tiempo a atender las necesidades de los niños de prisión cercana a la parroquia. En esta cárcel las condiciones son inhumanas, puesto que estaba pensada para 300 presos y, en realidad, viven 1.000, muchos de ellos menores de edad. Con una ayuda de Infancia Misionera les lleva comida y vestido, mantas para que no duerman directamente en el suelo… En Dimbokro, también en Costa de Marfil, se ayuda a los niños en el centro de detención de la localidad. Son niños que tienen más de 10 años, y deberían estar en prisiones especiales, pero en este centro de Dimbokro viven en condiciones terribles y, en muchos casos, cuando salen de la cárcel, siguen siendo analfabetos.
En el St. Henen's Home de Coimbatore, en la India, se intenta dar un hogar a cerca de 100 niños, cuyos padres están en la cárcel por diversos delitos. Los 5.500 dólares que ha solicitado a Infancia Misionera van directamente al sostenimiento de esta casa-hogar, donde se les cuida, alimenta y educa para que no repitan los errores de sus padres. En Agra, al norte del país, Infancia Misionera ha colaborado con 6.000 dólares con uno de los cuatro hogares para ayudar a niños con dificultades, que mantienen las religiosas Franciscanas Clarisas, una congregación religiosa india. En el Asha Sadan Home, todas las niñas son hijas de madres encarceladas. Las hermanas les ofrecen una vida digna y esperanza para el futuro.