El Padre José Seijas Torres, misionero Franciscano lucense y Administrador Apostólico de la diócesis de Tánger en el año 2005, ha fallecido el 25 de noviembre a los 100 años de edad. Mons. Santiago Agrelo Martínez, antiguo Arzobispo de Tánger, nos habla de él, desde su cuenta de Facebook:
In memoriam
El día 25 de noviembre de 2023, en Noia, en la enfermería de la Provincia Franciscana de Santiago, falleció el hermano José Domingo Seijas Torres, un administrador fiel y solícito de los dones que el Señor le confió, un servidor humilde de la Iglesia en la que fue bautizado, de la Orden de Hermano Menores en la que profesó, de la Archidiócesis de Tánger en la que trabajó durante más de sesenta años.
José Domingo Seijas Torres nació en la ciudad de Lugo el 28 de mayo de 1923. Fue bautizado al día siguiente en la iglesia de San Francisco, parroquial de San Pedro de la misma ciudad, y confirmado el 6 de junio de 1925 en la capilla del palacio episcopal. Tomó el hábito franciscano el 10 de agosto de 1939, hizo la profesión simple el 12 de agosto de 1940, y la profesión solemne el 21 de diciembre de 1944. El 31 de mayo de 1947 recibió la ordenación presbiteral.
Poco tiempo después será enviado a la misión de Marruecos, y allí permanecerá hasta que, en el año 2016, es trasladado a la enfermería de la Provincia Franciscana de Santiago.
A la misión de Marruecos, siempre al servicio de los arzobispos de la archidiócesis de Tánger –Francisco Aldegunde Dorrego, Carlos Amigo Vallejo, José Antonio Peteiro Freire, Santiago Agrelo-, el hermano José entregó su vida con dedicación, con discreción, con sabiduría, con fidelidad.
En la vida de cada persona, hay circunstancias, tiempos, que hacen deseable, más aún, hacen necesaria una presencia amiga, alguien que nos dé la serenidad, la paz, esa luz que necesitamos para no perdernos en la oscuridad, para no derrumbarnos ante las dificultades.
Cuando llegué a Marruecos, era el año 2007, me encontré con un mundo del todo desconocido para mí. No lo era sólo el mundo y la cultura de un país musulmán; lo era también la vida de la comunidad eclesial en aquel mundo, lo era el gobierno de aquella comunidad, lo era todo, también las personas a las que iba a servir y las que iban a ser mis colaboradores. Tenía todas las cartas que se necesitan para sentirme perdido.
La luz que el Señor puso en mi camino para iluminar aquella noche fue el P. José Seijas. Él tenía la experiencia que yo no podía tener, él tenía la autoridad que dan los años bien vividos –estaba a punto de cumplir los 84 de edad-, y fue para mí el maestro, el padre que necesitaba, una gracia muy grande de Dios para aquel tiempo nuevo de mi vida.
En la carta que escribí a la Iglesia de Tánger con motivo de mi elección como Arzobispo, hacía referencia al P. Seijas: «Con vosotros ha estado, ¡toda una vida!, mi hermano muy querido José Domingo Seijas Torres, nombrado Administrador Apostólico de la Archidiócesis de Tánger durante el período de sede vacante, desde que, en el año 2005, el Papa Juan Pablo II aceptó la renuncia de Mons. José Antonio Peteiro Freire al gobierno de aquella Iglesia, hasta mi nombramiento como sucesor. Gracias, P. José, por su amor a la Iglesia, por sus muchos años de entrega generosa y discreta a esta Iglesia, y por su servicio en estos últimos años como Administrador Apostólico.»
Y así lo quiero recordar hoy: como gracia de Dios, como padre, como maestro, como colaborador fiel y prudente, un recuerdo lleno de gratitud, hasta que volvamos a encontrarnos, esta vez dichosos los dos, en Aquel a quien hemos querido servir con toda el alma, en Aquel que nos guía con su Espíritu, en el Hijo único, en quien seremos hijos de Dios eternamente.
Gracias, Señor Jesús, por mi hermano José.