Monición
de entrada
Comenzamos esta semana
de oración en la que vamos a pedir al Señor que envíe operarios a su mies.
Queremos abrir nuestro corazón a la Iglesia universal, no quedarnos en nuestras
fronteras físicas, sino salir, salir a las periferias de la misión, tal como nos
pide el Papa Francisco.
El próximo domingo
celebramos la Jornada de las Vocaciones Nativas, jornada perteneciente a la
Obra Pontificia San Pedro Apóstol que, ayuda a la formación de futuros
sacerdotes y religiosos en los territorios de misión. Son jóvenes que han
descubierto la llamada de Dios para el sacerdocio y la vida consagrada. Ellos
son una señal de esperanza, porque garantizan el futuro de la Iglesia.
Hoy vamos a pedir por
las vocaciones en el continente americano. América, donde viven el 50% de los
católicos, la tierra de nuestro Santo Padre el Papa Francisco, se ha convertido
en una luminaria de la fe para el mundo entero. Allí hay multitud de seminarios
y noviciados que acogen y acompañan a estas vocaciones nativas. Hoy vamos a
rezar por ellas, conscientes de lo que ellos nos transmiten para nuestra fe.
Evangelio:
Jn 12, 44-46
El que cree en mí, no
cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha
enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en
tinieblas”.
Pilar
de la misión y signo
América nos transmite
el pilar de la misión de la alegría del Señor resucitado. El carácter alegre
del americano es un signo de la fe que ha de ser alegre y ha de transmitir
alegría.
Nuestra alegría es el
Señor resucitado. Como signo de esa alegría, encendemos el cirio pascual –la
luz de Cristo resucitado- y ponemos delante de él un ramo de flores, el signo
de la primavera. Mientras cantamos:
Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, resucito.
Alegría, alegría
hermanos,
que si hoy nos queremos
es que resucitó.
“Gracias” desde… América
“Quiero manifestar mi
profundo agradecimiento a la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol por la ayuda
económica en favor de la formación de las novicias de nuestro instituto “Servidoras del Señor y de la Virgen
de Matará”. Como parte de su formación integral, ellas desarrollan actividades
apostólicas como visitas de casas, catequesis para niños y jóvenes, oratorio
infantil y formación para Hijas de María, todo ello en dos parroquias de
barrios de la periferia de nuestra diócesis. También colaboran en nuestro hogar
de niños en situaciones especiales y en la entrega de alimentos y ropa a unas
veinte familias necesitadas. Gracias a la ayuda que recibimos de ustedes,
podemos preparar mejor a nuestras novicias para ser otros instrumentos de la Iglesia,
futuras misioneras que estarán ayudando en la obra de la redención a través del
anuncio del Evangelio”. (Testimonio de M.
M. Sponsa Amabilis, superiora provincial de las Servidoras del Señor y de la
Virgen de Matará, Sao Paulo, Brasil).
Peticiones
·
Por el Papa Francisco, originario de la Iglesia de América. Para que siga
guiando a su pueblo con alegría. Roguemos al Señor.
·
Por los seminaristas y novicios del continente americano. Para que
respondan con generosidad y fidelidad a la llamada que Dios les hizo. Roguemos
al Señor.
·
Por el aumento de vocaciones nativas en América. Que Dios, el Dueño de la
mies, envíe nuevas vocaciones. Roguemos al Señor.
·
Por todos los mártires de la Iglesia de América, auténticos testimonios de
la muerte y resurrección de Cristo. Que su martirio sea fuente de nuevas
vocaciones. Roguemos al Señor.
·
Por los misioneros de nuestra diócesis que trabajan en el continente
americano. Por Antonio Ónega, misionero miembro de nuestra Parroquia de San
Francisco Javier. Para que sigan trabajando con ánimo y alegría por una Iglesia
americana. Roguemos al Señor.
·
Por todos los americanos que han emigrado de sus países y que ahora tienen
que volver a sus hogares. Para que el Señor les fortalezca y les guíe. Roguemos
al Señor.
·
Por todos nosotros. Para que acojamos la alegría de la resurrección que el
continente Americano nos transmite. Roguemos al Señor.
Oración final
Señor, te rogamos
por nuestros hermanos y
hermanas
que han respondido sí
a tu llamada al
sacerdocio,
a la vida consagrada
y a la misión.
Haz que sus existencias
se renueven de día en
día,
y se hagan evangelios
vivientes.
¡Señor misericordioso y
santo,
sigue enviando nuevos
operarios
a la mies de tu Reino!
Ayuda a los que has
llamado
a seguirte en este
tiempo nuestro;
haz que, contemplando tu
rostro,
respondan con alegría
a la maravillosa misión
que les has confiado
por el bien de tu Pueblo
y el de todos los
pueblos.
Por Jesucristo, nuestro
Señor.