Escribir sobre las primeras impresiones es algo que me
impone respeto, porque con frecuencia suelen ser distantes de la realidad.
Así que trataré de no juzgar nada de lo que veo hasta ahora,
pero si compartirles un poco de mí llegada a este maravilloso lugar.
El viaje hasta Patuka es una aventura, por tierra, aire y
mar, poco a poco vas sintiendo el calorcito de esta tierra, aromas nuevos,
colores con un brillo especial, olores desconocidos…y cuando la barca ya se
acerca a Patuka piensas, por fin, llegué a mi nuevo hogar. Y te haces
consciente de lo lejos que estas, y realmente es como si entraras en otro
mundo.
Lo primero que llama la atención es la belleza del lugar,
porque sin ninguna duda este es un rincón del mundo muy lindo. Me siento
privilegiada de estar una casa desde la que se puede mirar el río Patuka y el
mar Caribe, ya que esa vista junto al fresco de la terraza, hace que sea un
lugar mágico. De esos lugares donde encuentras paz, y sientes como el alma se
llena de energía…
La gente es muy distinta, pero sin duda tengo mucho que
aprender de ellos, desde el saludo donde se acercan a uno y le aspiran, como si
al respirar tu aroma empezaras a formar parte de ellos, pero es algo que no
todo el mundo lo hace ( entiendo que implica cierta confianza o intimidad..)
pero cuando alguna de la catequistas o kuka nani (ABUELAS)lo ha hecho conmigo,
he sentido un profundo respeto, a la vez que sorpresa y una llamada a que algo
tan sencillo como el saludo aquí es distinto. No sé si estaré equivocada, pero veo
gente muy autónoma humildes, y que me
transmiten una gran sabiduría.
Los dos grandes retos son a nivel físico, adaptarse
físicamente a este clima, y ritmo de vida, y a nivel intelectual aprender el
idioma miskito, que ahora mismo me hace sentir como si tuviera que escalar el
Everest…a estos le siguen muchos más, pero poco a poco, paso a paso, descubrir
una realidad tan distinta tiene magia para un buen tiempo.
Si uno en misión por lo general ya se siente chiquito,
ahorita yo me siento como hormiga…pero en esta pequeñez, hay momentos
mágicos…como no puedo hablar porque desconozco el idioma, puedo sonreír, y casi
siempre hay una sonrisa cómplice del otro lado. Como uno no sabe, tiene que
reconocer que necesita del otro, y descubres el don de la comunidad, y lo bueno
que es tener compañeros de camino, y también que a veces en la vida es bueno
volver a este punto de no saber casi nada…porque con el tiempo te iras llenando
de nuevas formas de hacer, de un nuevo modo de ver la vida, el mundo.
Así que aquí estoy como una niña con zapatos nuevos, feliz
porque tiene unos lindos zapatos nuevos, pero tratando de amoldarse a ellos, y
consciente que algunas rozaduras al principio serán inevitables, pero con
tiempo seguro serán mis zapatos favoritos.
TIHMIA YAMNI ( BUENAS NOCHES)
Ana