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4 oct 2024

Conferencia de Antonio Fernández, misionero del IEME, en el Seminario

Durante la primera semana de octubre Antonio Fernández está en Lugo dirigiendo retiros para sacerdotes, celebrando el Jueves Eucarístico en la Catedral y pronunciando una conferencia. Esto último fue el 2 de octubre y se transcriben a continuación algunos momentos de su intervención.

Sobre la manera de organizar el trabajo pastoral, explicó:

“Cada arciprestazgo nos reunimos mensualmente, pero no solo los curas sino también las religiosas y los laicos, responsables de las áreas de pastoral. Y a nivel diocesano, cada dos meses también hay reuniones con el obispo organizando los planes de pastoral. Se trabaja mucho con los laicos y eso muy interesante, muy bonito. Aquí estamos un poquito atrasados en eso, no veo que a los laicos se le dé tanta cancha”.

Sobre su labor, dijo Antonio Fernández:

“Yo pasé 8 años yendo a la montaña, a algún lugar se tardaba tres horas en subir, y a otro una hora y pico. Hice un trabajo que le llamaba pre-evangelización. Era acercarse, conocer, organizar, formar, poner a alguien responsable de unir a la gente, darles por lo menos dos años seguidos de catequesis antes de empezar a celebrar Misa y antes de bautizar a nadie. Pero cuando ya empezamos con la Misa, la gente, sobre todo los inmigrantes haitianos, querían el bautismo. Así que estuve 8 años sin bautizar a nadie en la montaña, y el último año bauticé 200 chiquillos”.

“Como algunos de los que vivían en la montaña habían aprendido en sus comunidades en Haití, ellos nos enseñaban las canciones en creole y luego los poníamos a ellos a enseñar. Al final alguno que sabía leer lo poníamos de catequista, luego le damos un poquito de seguimiento de algún cursillo y al final lo dejamos que cada domingo leyera la Palabra de Dios, predicara y le diera catequesis a los niños”.

Uno de esos formadores que colaboraba con Antonio se ordena sacerdote el 9 de noviembre:

“Él se iba a la montaña los lunes y volvía los viernes. Y a veces se quedaba también seguido. Preparó a la gente para el bautismo, la comunión, la confirmación, hizo un coro con los muchachos. Eran totalmente analfabetos. Dos de esos jóvenes están en un Seminario y también hay dos chicas religiosas. ¡Increíble! Van saliendo cosas bonitas de una comunidad perdida de la montaña que gracias a inventar estas escuelitas a base de visitarlas, buscar ayudas e irlas manteniendo”.